sábado, 30 de enero de 2016

17) La imagen proyectada en la historia del arte II

Si comparamos el cuadro de Van Eyck El matrimonio Arnolfini con Las Meninas de Velázquez (Imagen 95)  podemos observar la siguiente transformación: en el primero el pintor aparece en el reflejo del espejo convexo del fondo. También aparece el espacio deformado y duplicado de la imagen protagonista del cuadro. Van Eyck nos muestra la realidad que está mirando, el observador se encuentra en el lugar del pintor. El interés del cuadro está en la escena que representa. Hay una serie de elementos en el cuadro que lo dotan de una suerte de valor documental, situados todos ellos en el centro y en relación al espejo: el reflejo del pintor y el sacerdote, y la firma del pintor con la leyenda que revela que el pintor estuvo allí: “Johannes de Eyck fuit hic 1434" (Imagen 96). Actúan como notarios de un acontecimiento real. En las Meninas vemos como si lo representado fuera el propio espejo del cuadro de Van Eyck, con la salvedad de que el artista aparece pintando el cuadro.  Velázquez nos muestra su propia mirada y el cuadro que está pintando,  que no vemos, nos podría representar a nosotros mismos tanto como al rey Felipe IV y su esposa Mariana, que se reflejan en el espejo del fondo.  Los espejos en ambos cuadros definen la posición del observador, en Van Eyck coincide con la posición del pintor y en las Meninas se opone a la posición de éste, el observador se convierte en modelo. El interés está ahora en el propio acto subjetivo de  pintar, en la  representación a través de sus elementos: el modelo, el pintor y el observador. Vemos como en ambos cuadros se invierte la posición de los elementos, en el cuadro de Van Eyck el espejo refleja al pintor, aquí a los posibles protagonistas del cuadro que no podemos ver.


                 Imagen 95 Las Meninas 1656                                                  

                  Imagen 96 detalle Matrimonio Arnolfini 1434                                                     

  
En Las Meninas se aprecian múltiples miradas dentro del cuadro, unas se dirigen  fuera del cuadro, hacia el modelo-observador, y otras miradas relacionan a los personajes de la escena. Hay dos planos diferentes de observación, los del propio mundo de la representación y los dirigidos a una ausencia, el modelo que se encuentra delante y no se ve, que a su vez mira al cuadro. ”Ninguna mirada es estable o, mejor dicho, en el surco neutro de la mirada que traspasa perpendicularmente la tela, el sujeto y el objeto, el espectador y el modelo cambian su papel hasta el infinito (…)

Nos vemos vistos por el pintor, hechos visibles a sus ojos por la misma luz que nos hace verlo. Y en el momento en que vamos a apresarnos transcritos por su mano, como en un espejo, no podemos ver de éste más que el revés mate. El otro lado de una psique.” (Foucault ).

“Quizá haya, en este cuadro de Velázquez, una representación de la representación clásica y  la definición del espacio que ella abre. En efecto, intenta representar todos sus elementos, con sus imágenes, las miradas a las que se ofrece, los rostros que hace visibles, los gestos que la hacen nacer. Pero allí, en esta dispersión que aquélla recoge y despliega en conjunto, se señala imperiosamente, por doquier, un vacío esencial: la desaparición necesaria de lo que la fundamenta -de aquel a quien se asemeja y de aquel a cuyos ojos no es sino semejanza. Este sujeto mismo -que es el mismo- ha sido suprimido. Y libre al fin de esta relación que la encadenaba, la representación puede darse como pura representación”. (Foucault).

Y hoy en día ¿que estaría pasando? ¿Cómo estarían situados los tres elementos: el objeto real, el plano de representación y el punto de proyección u ojo?

Hannah Arendt en su libro La condición humana trata de la relación del pensamiento de Descartes con la invención del telescopio de Galileo, que a su vez configuró el pensamiento científico moderno. Con el surgimiento del telescopio una hipótesis se podría verificar gracias a un instrumento fabricado por el hombre, instrumento que proporciona mayor certeza que los sentidos, curiosamente haciendo uso de las mismas lentes que los pintores flamencos. La iglesia católica pronto fue consciente del peligro que suponía, ya que no se trataba de una especulación e imaginación filosófica y científica indemostrable, basada en ideas (como en el caso de Copérnico),  sino que se trataba de un hecho real.

La reacción filosófica  posterior fue pesimista y trajo consigo la duda cartesiana. Se vio que los sentidos pueden no ser certeros al mostrarnos la realidad. Los sentidos nos pueden traicionar y, lo más importante, también nuestro razonamiento. La existencia de la verdad se puso en cuestionamiento. Lo único certero es el proceso de duda en la conciencia, la introspección del propio pensamiento: el funcionamiento de la conciencia es la única certeza.

Las matemáticas se convirtieron en formas mentales que no provenían de estímulos exteriores, son comunes a todos los hombres gracias a una estructura mental compartida. Las matemáticas permitieron “elegir como último punto de referencia el modelo de la mente humana, la cual manifiesta la realidad y certeza en un entramado de fórmulas matemáticas que son sus propios productos. Aquí la famosa reductio scientiae ad mathematicam permite reemplazar lo que se da sensualmente por un sistema de ecuaciones matemáticas en el que todas las relaciones reales se disuelven en lógicas relaciones entre símbolos hechos por el hombre. Dicho reemplazo permite a la ciencia moderna cumplir su «tarea de producir» los fenómenos y objetos que desea observar” (Arendt, pág. 310)

La geometría en la que se basaba la perspectiva renacentista surge de la percepción sensorial, de las apariencias.  La racionalidad aumentó cuando se sometió al álgebra, basada en símbolos matemáticos. Con el ordenador el nivel de abstracción matemática es mayor, proporcionando sin embargo en muchos casos una apariencia de realidad que nada tiene que ver con ella, se trata de un simulacro. “De hecho, la simulación reside en la capacidad  que esconde la estructura para manipular los puntos espacio-temporales y transformarlos en figuras, cosas o acontecimientos virtuales. La movilidad, los desplazamientos se hallan en la base de la nueva  ars simulatoria“  (Marchan pág. 45).
A continuación se propone una nueva colocación de los elementos básicos de la proyección en relación a la actual RV. El mundo virtual sustituye al objeto real, la pantalla del ordenador es el plano de proyección y la cámara el punto de proyección u observador (Imagen 97).


              Realidad           mente = nueva realidad    plano     punto
                                                      de proyección  
                    Imagen 97
                       

      La perspectiva renacentista supuso el primer intento racional de espacio de ilusión, que podríamos considerar como un primer grado de inmersión, donde el plano de proyección es el propio lienzo. Aparece la ventana albertiana. Posteriormente, con las tecnologías audiovisuales  surge  el movimiento (y el sonido) en el plano de proyección, un segundo grado de inmersión. Con la tecnología informática, al movimiento y sonido se suma la interactividad del usuario, la ventana albertiana se mantiene en la pantalla del ordenador. Este sería un tercer grado de inmersión. Por último gracias a los dispositivos de amplificación sensorial (gafas, guantes, cascos…) se consigue un cuarto grado  donde  desaparece la ventana albertiana y el punto de proyección coincide con la nueva realidad. Estás en la nueva realidad y carece de sentido hablar de plano de proyección.

 En la RV  el sujeto no mira al objeto real, la realidad que percibe se asemeja a ésta, pero sin embargo se trata de un simulacro. Simulacro facilitado por la  perspectiva, como herramienta relacionada con la percepción fisiológica del espacio. No es de extrañar este nuevo interés en el siglo XXI por la “olvidada” perspectiva, ya que se trata de una herramienta apropiada para unir una falsa realidad al cuerpo.

El lenguaje utilizado por el ordenador es un lenguaje de signos matemáticos creados por el hombre. Continuando la transformación cartesiana (la matemática como medio de acceso o creadora de la realidad), la RV encarna el poder creativo de las matemáticas (similar a como la ciencia se dota de una realidad bajo control en el experimento). La mente humana se materializa en espacio.

 Como hemos visto el nacimiento de la perspectiva está relacionado con un cambio de actitud frente al mundo terrenal. Se puede representar la realidad por medio de la tecnología adecuada como garante de veracidad. La transformación cartesiana supone otro cambio de actitud, la realidad es incognoscible, sólo puedo representar el juego simbólico de la mente. Parece que las nuevas tecnologías renuncian definitivamente a representar la realidad, pero a diferencia de la concepción cartesiana, donde la subjetividad es la única forma de aprensión del mundo, ahora se afirma  una realidad paralela, limitada pero de veracidad amplificada, que proporciona una seductora huida de la duda cartesiana.

La racionalización, en términos informáticos, ha superado con creces a la geometría del S.XV y las teorías proyectivas subsiguientes han sido aritmetizadas en términos de lenguaje binario. La homogeneidad del signo digital se ha ampliado incorporando sonido, texto y otras formas de medios de comunicación para producir un espacio y un tiempo homogéneo y multimediático y, finalmente, lo que podemos llamar  la Revolución Digital de finales de nuestro S.XX, nos ha entregado un sistema y unos dispositivos tecnológicos que son metáfora, no ya de nuestro universo, sino de nuestro cerebro, sea el individual o el global” (Calderón).

Para terminar este apartado se pasa a explicar el proceso de creación de una escena 3D, como nueva tecnología procedente de la perspectiva lineal, ambas creadoras de mundos de ilusión. En la disciplina arqueológica se están utilizando cada vez con más frecuencia tecnologías de Computación gráfica, tanto para la investigación como para la difusión arqueológica. En la investigación, una vez creado el modelo tridimensional se podrá manipular y utilizar para la confirmación o refutación de una hipótesis. En la difusión arqueológica la fase fotorrealística y de posproducción serán de mayor importancia.



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