domingo, 13 de diciembre de 2015

3) Renacimiento en los países del norte de Europa II


                 Imagen 1 Tríptico de la Anunciación, 1425-1430


En este ejemplo, Tríptico de la Anunciación (Imagen 1), Campin sitúa a los personajes en un espacio  en perspectiva, pero además abre puertas y ventanas que unen interior y exterior. Ambos, continúan hasta la mirada del espectador: se abre una ventana al mundo.

Los factores anteriormente citados, produjeron una serie de cambios en la representación pictórica. Esta se vuelve mucho más realista, y el uso de la óptica como instrumento de trabajo que facilita la proyección de la realidad se generaliza.

Estos cambios podemos resumirlos en los siguientes puntos.
1)      Realismo y alegoría

Así como en la Edad Media la forma de representar era alegórica y dotada de sentido en función de una idea, generalmente religiosa, surge ahora la nueva representación realista donde los objetos, personajes y paisajes se representan por sí mismos. Tienen autonomía.

Alegoría y realismo comienzan a convivir  “La  revolución que está teniendo lugar consiste en establecer la solidaridad entre representación y visión. (…) En lo sucesivo cambia no solo el contenido o el estilo de la imagen, sino incluso su propio estatus: ante todo la pintura ya no debe transmitir un sentido ni mostrar una actitud, sino que muestra lo que se ve, se convierte en un arte de la visión.” (Todorov pág. 86)

El simbolismo no se pierde con la nueva forma realista de representar, ya que los contemporáneos conocen perfectamente las convenciones culturales,  pero ya no obliga a representar de una manera concreta. “Ver y comprender van juntos” (Todorov pág. 93).


           Imagen 2  La Virgen  de la pantalla de mimbre 1430



En la obra de Campin se aprecia la humanización de lo divino, por ejemplo, en La Virgen  de la pantalla de mimbre (Imagen 2), la aureola tradicional de la virgen es sustituida por una pantalla de mimbre que cumple una doble función: la real de proteger la chimenea y la simbólica, se trata de  un símbolo disfrazado.

De igual manera, otros personajes sagrados comienzan a representarse de forma más humanizada, Jesús aparece como un hombre que sufre, muy distinta de la imagen anterior del Jesús triunfante y las representaciones de San José se generalizan. Además, en las pinturas se observa una interrelación de personajes divinos y humanos.

1)      El tiempo y la luz realistas
La nueva representación realista ya no es atemporal. Los ciclos temporales se ven representados. 
Surgen escenas estacionales y también diarias ubicadas en tiempos concretos y reconocibles. Aparecen por ejemplo las primeras representaciones nocturnas como el Cristo en el huerto de Getsemaní de Paul de Limbourg.

La representación realista de la ubicación solar y la representación concreta de la luz dan lugar  a que comiencen a pintarse sombras y reflejos que muestran instantes temporales. La situación de las sombras nos permiten incluso diferenciar las distintas horas del día.

El tiempo no sólo se representa con los juegos de luz o los paisajes estacionales, sino que también se aprecia en las características físicas de los personajes,  ahora podemos ver por ejemplo a jóvenes, viejos o individuos quemados por el sol. Tienen características individuales asociadas a un paso del tiempo determinado.

Ya no son atemporales esencias. Lo inmóvil esta fuera del tiempo, mientras que  el movimiento y el gesto captado en una instantánea están  dentro de él. 

Según Todorov  esta nueva representación temporal está ligada a la filosofía de Nicolas de Cusa “Como había señalado Nicolás de Cusa, las esencias y Dios habitan la eternidad; los individuos existen en el tiempo. Así pues, los pintores de comienzos del siglo XV se dedicaran a representar el paso del tiempo” (Todorov, pág. 86)

Una vez descubierta esta manera realista de representar ya se puede transgredir, cosa que harán los pintores posteriores al maestro Campin: Jan van Eyck y Rogier van der Weyden. 

Se puede observar esta evolución en las vírgenes de Jan van Eyck que dejan de ser humanas y tampoco están situadas en un espacio mundano. El espacio exterior ya no se ve: solo entra la luz. El mundo sagrado y profano se han separado de nuevo.

En Rogier van der Weyden el realismo desaparece a favor de la expresión y en detrimento de la similitud como se aprecia en sus rostros, en la deformación de los cuerpos y en los colores, que se exageran a favor de exigencias estéticas y religiosas. De nuevo emergen figuras cercanas a las esencias y abstracciones medievales. No se trata de personas reales y  sus cuerpos no proyectan sombra, solo que ahora de forma deliberada como opción expresiva del artista, una vez superada la representación realista.

2)      Evolución de la perspectiva
Los espacios representados en perspectiva evolucionan desde los primeros intentos, en donde sucede una yuxtaposición de objetos y personajes realistas que no están del todo integrados en el espacio, hasta la integración de estos y su unificación con el mismo.

La trayectoria pictórica de Campin ilustra perfectamente esta evolución.  La imagen de la Natividad (imagen 3) presenta aún una yuxtaposición de objetos y personajes. En el tríptico de la Anunciación (Imagen 1) los elementos particulares empiezan a estar integrados en un espacio y por último en Santa Barbara (Imagen 4) nos muestra un espacio unificado, se trata de una escena que podríamos ver delante de nuestros ojos. “Esta evolución significa que Campin va humanizando progresivamente no solo lo que se ve, sino también la manera como se ve.” (Todorov, pág. 127).


Imagen 3 La Natividad  1420


                                                                                                                       Imagen 4 Santa Bárbara 1438


Campin fue el maestro de otros dos grandes pintores: Van Eyck y  Rogier van der Weyden. 

En la perspectiva espacial de Van Eyck  se tiene la sensación de un espacio individualizado,  donde el espectador observa la escena desde un lugar concreto, aunque todavía no se utiliza un único punto de fuga. Las imágenes de Van Eyck muestran un mundo fuera del tiempo, que se consigue a través de la perspectiva, la luz y de la minuciosidad con que están pintados los elementos del cuadro. La ilusión de ventana que se abre al mundo aumenta con él ya que los objetos no aparecen enteros, como en Campin, ahora se muestran cortados y el espectador los continua con la mente hacia un espacio infinito, como se puede  apreciar en la Virgen de Lucca (Imagen 5). 




                      Imagen 5 La Virgen de Lucca 1435-40


A diferencia de las pinturas de Van Eyck, el espacio que muestra Rogier van der Weyden en sus cuadros no aparece como una ventana abierta  al mundo. El artista sabe cómo pintarla pero le interesa más la doctrina que la verosimilitud visual.  Los marcos pintados que cierran la imagen contribuyen a recordar que tenemos ante los ojos no un fragmento del mundo existente, una ventana,  sino una imagen construida por el pintor.

Se trata del pintor que mejor representa el dogma cristiano, unificando el realismo, la belleza y la ideología. “(…) Rogier asume una posición mucho más acorde con el orden imperante que la de sus  grandes predecesores, que desbaratan la jerarquía existente al afirmar la dignidad de los humildes (Campin) o al neutralizar toda doctrina y toda representación en beneficio de la contemplación (Van Eyck)”. (Todorov pág. 178).

 En la obra de Roger el naturalismo se aprecia en los detalles pero no en la composición general. El pintor nos muestra un espacio nada realista  en el cuadro Los siete sacramentos y la total desaparición de la profundidad a favor de un fondo plano  en el cuadro El Calvario (El Escorial).

En la pintura Los siete sacramentos (Imagen 6) Rogier incorpora a los siete ritos cristianos de forma simultánea en un mismo cuadro, en el interior de una iglesia gótica. De esta manera muestra una imagen menos realista que intensifica sin embargo su carácter sagrado. El tamaño de los personajes no se adapta a la perspectiva, al ojo del observador,  sino a la importancia simbólica de éstos. Rogier van der Weyden manipula la representación realista a favor de la ideología cristiana, pero a diferencia del arte medieval anterior el valor simbólico convive con los nuevos conocimientos que los pintores han adquirido para representar el espacio.


             Imagen 6  Tríptico los siete sacramentos  1445-1450

En la pintura El Calvario (Imagen 7) el autor prescinde del fondo a favor de la expresión y de la belleza en detrimento de la verdad. El espacio tratado de forma teatral amplifica los gestos,  emociones, estados de ánimo y el movimiento corporal de los personajes, todo ello con una finalidad de espiritualidad religiosa.


                      Imagen 7 El Calvario de El Escorial 







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