domingo, 13 de diciembre de 2015

4) Renacimiento en los países del norte de Europa III

1)      Evolución del retrato.


En los libros iluminados ya se empieza a introducir el retrato del cliente, del destinatario del manuscrito y en algunos casos del pintor, inmersos en un espacio real. Como ejemplo se puede observar la imagen del manuscrito de las Tres riches Heures (Imagen 8), donde Juan de Berry aparece junto a una diversidad de objetos tomados de la realidad  y junto a sus amigos, algunos de ellos son retratos individuales, integrados en una escena de conjunto. Los hermanos Limbourg, iluminadores que han hecho la imagen, aparecen también en la escena.  “Aquí todo esta individualizado: el espacio, el tiempo y las personas que lo habitan” (Todorov  pág. 93).


                 Imagen 8  La invitación 1410-1489


Más adelante en los retratos individuales de Campin aparecen modelos burgueses o nobles de rango inferior, frente a los príncipes y reyes que se venían retratando hasta entonces. Estos retratos se ciñen a la verdad sin ceder a los cánones de belleza contemporáneos. Aparece representado normalmente solamente el busto, fuera de un entorno familiar, como por ejemplo se observa en el retrato de Masmines (Imagen 9). Son retratos que muestran el reconocimiento objetivo del individuo, que merece por sí mismo un retrato y el pintor se hace invisible. “Estos  personajes han ocupado el lugar de Dios en el sistema simbólico universal: el cuadro los designa pero ellos en si no designan nada. Estas personas son los héroes de los nuevos tiempos, y la pintura canta su elogio” (Todorov, pág. 135).



                  Imagen 9 Retrato de Robert de Masmines 1425

En las obra de Van Eyck los individuos retratados se relacionan en mayor medida con el pintor y el observador a través de una perspectiva unificada. Surge un interés por la percepción subjetiva y gracias a la perfección con que están pintados sus cuadros transportan al observador a la contemplación de la pintura por sí misma.

Los retratos de Roger  Van der Weyden se vuelven más estilizados, intenta mostrar más una “actitud” que la “verdad” de sus predecesores. Inaugura el subgénero de retrato de devoción, destinado a la devoción privada, donde el disfrute de la imagen de forma individual es semejante a la función que tuvieron los predecesores  manuscritos. “El retrato literal, si podemos llamarlo así, vuelve a ceder el paso al retrato ejemplar, la representación del mundo se doblega ante la enseñanza moral y religiosa” (Todorov, pág. 180).


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